El Vampiro Contra Los Pinguinos Malignos
Lo miré de reojo y continué escribiendo en el cuaderno cubriéndo mi escritura rúnica con mi mano izquierda.
El pinguino empezó como desquiciado a golpear más fuerte la pequeña ventana.
Rompía mi concentración.
Cerré las cortinas
y rompí el vidrio con el puño cerrado.
Continué escribiendo pero ya con lcierta lástima. Así que salí al patio. Quité a mi perro que ya se alimentaba del pinguino.
Descubrí que el ave tenía en su ala derecha una carterita para hielos.
Seguramente había venido desde lejos para pedirme hielitos porque no tenía refrigerador y el frío que hace no le era suficiente.
Maldito descongelamiento de los polos.
(El vampiro regresa a escribir en rúnico).