Antes de comer, Lentilejo vino a saludarme con su elegante corbata marrón.
Dijo: - Ya se que están reencarnando los antiguos brujos de la Atlántida en este siglo... de hecho vienen con el conocimiento para crear bombas como las que destruyeron su continente. No pienso dejar que eso suceda.
Entiendo, -le dije algo soñoliento, porque aún había luz solar- ¿Y qué piensas hacer para evitarlo?
Posss... posss... hacer un detector de artefactos nucleares y que tú los desactives.
Mmmmh... dije, y cerré la puerta volviendo a mi sarcófago para seguir dormido.
Pasaron tres horas y escuché que tocaban la puerta de nuevo con una piedra grande. Cuando me asomé vi a Lentilejo con un frasco de mayonesa lleno de cucarachas.
Abrí la puerta y encontré a mi amigo murmurando con los ojos desorbitados que las cucarachas eran resistentes a la radiación, que podían ayudarme en mi misión contra las bombas nucleares.
-De prisa, vampiro! Están comenzando a estallar!
No manches, Lentilejo deja dormi... Una luz cegadora no me dejó terminar la frase. Lentilejo estalló en llamas frente a mis ojos. Espero que reencarne pronto.
Transformándome en murciélago tomé en mis patas el frasco de mayonesa. La ciudad yacía parcialmente quemada cuando miré hacia abajo.