lunes, enero 09, 2006

Gurgle-gurgle

Ayer, al salir de mi sarcófago, ya en la calle; vi un gnomo sentado en la banqueta con una caña de pescar directa al drenaje.

Tengo que revelarles un secreto de los gnomos. Se alimentan de las joyas que la gente pierde en las alcantarillas. Bueno, de eso y de los tapetes que ya ni los perros quieren en invierno con los que preparan un te delicioso. Para ellos, claro.

Toqué su hombro con la punta de mi pie izquierdo. Ni siquiera me dirigió un saludo. Le di mi reloj de plata, todos tenemos derecho a un almuerzo nocturno.