sábado, abril 09, 2005

Estos vientos huracanosos...

Venía bien agusto con el rostro lleno de tierra cruzando de regreso a Juárez el puente Santa-Fe cuando sentí un picotazo intenso en la sesera.

De inmediato empezé a lanzarle flechas, jabalinas, pesetas y hasta un manojo de llaves al pájaro que me atacaba; sin poder defenderme mucho del terregal y del ave caí gravemente al pavimento.

Me froté los ojos y presioné la herida de mi frente...
La Cigueña dijo: ¿Es usted Vampírum-Pável... vampiro violinista?

Tss.....posss...pos sí.

La Cigueña me entregó entonces una carta con un listón azul y se alejó batiendo sus alas magníficas. Me dispongo a abrir la carta. Palidezco.