sábado, abril 24, 2004

Mi soledad es dócil.

A veces cabe en un barquillo de papel
cuando llueve,
amanece con dientes de fiera
si entra en un circo
(mira con grandes ojos los payasos).
Mi soledad
es como un candado
muy terco.

Por muy entrenado que yo esté
la soledad siempre vence,
deja sus calcetines regados
por el suelo,
incluso
la he visto jugar
con las hormigas en el patio
con una lupa
y el sol incandescente.

Es hermosa cuando baila
y deja mi corazón
como un remolino
de polvo.