jueves, enero 14, 2010

Con el Brazo Vendado Hasta la Axila...

Empezaba a escribir este cuento, cuando se acercaron a mi lámpara algunas mariposas carnívoras.

Muy poca gente ha sobrevivido a ellas, es por eso que se desconoce a esta clase de lepidópteros. Son, al contrario de cómo las describe la Enciclopedia de Quimeras Ignotas, Séptimo tomo, Página 427; sumamente lentas. Tan parsimoniosas que en un parpadeo parecieran confundirse con una lagaña difícil de quitar. Pero eran cuatro, y llegaron con voraz apetito.

Mi brazo izquierdo quedó paralizado por un ligero hormigueo en el codo (casi siempre muerden las articulaciones para evitar que los brazos las ahuyenten). Afortunadamente las mariposas carnívoras no soportan el roce con la ropa sintética. Al parecer, el mero frote con fibras de nylon o poliéster les causa a estos insectos una alteración en su sentido del gusto, y se alejan para morir de hambre. Su ciclo de vida es breve, y casi siempre se comen unas a otras.

Un médico del siglo 2 A.C. de nombre Cadaopópulos Atilyawa, famoso en la antigüedad por sus venenos, utilizó una pócima que incluía jarabe de mariposa carnívora como remedio contra el bajo apetito sexual. Los amantes debían untarse dos gotas del brebaje en las bocas antes de cohabitar en el día más fértil, y estaban obligados a morderse las plantas de los pies, que es la parte más alejada del cerebro humano. Los compuestos de la Lepidóptera Voracis son altamente alucinógenos y, si los amantes se mordieran primero en los respectivos cuellos, terminarían tan alejados el uno del otro que sería imposible la consumación del acto reproductivo.

1 Comments:

Blogger Qymera said...

un digno sobreviviente de una Quimera . . .

11:55 a.m.  

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