La Enciclopedia Está en las Calles

Son ocho los tomos los de mi vieja enciclopedia. Pienso abandonarlos hoy viernes en las calles de esta ciudad.

En un tomo pondré un billete rojo que, cosido a una camisa, hace que la gente te invite a comer a su casa y que le caigas bien hasta al mecánico del barrio.

En otro incluiré un insecto seco que tan sólo de mostrarlo a tus enemigos, no podrán dejar de pensar en él; y deambularán nauseabundos obsesionados en encontrarle un nombre.

En el tercero está una fotografía que le tomé a la mujer más bella del mundo, opinarás lo mismo cuando la veas.

En el cuarto ejemplar va una canción ranchera que hace que aparezcan monedas en el patio de tu casa.

En el quinto metí una receta para cocinar gatos sabrosos de azotea.

El sexto contiene un dado que sólo puede ser tirado una vez al día y recibes, según el número de la cara, igual cantidad de mujeres irresistibles por una noche. Todas deben ser satisfechas hasta en el más mínimo de sus caprichos o morirás.

El séptimo volúmen contiene una lista de palabras que deben ser repetidas frente a cada semáforo de la ciudad. Después de eso, ningún oficial de tránsito podrá multarte por estar alcoholizado o por faltas a la moral.

El octavo libro está lleno e letras en desorden. Es el tomo más ancho. Si lo lees, hará que continúe la lluvia.

(Historia dedicada al Matagalácticos, quien recién salió del bote).