miércoles, marzo 10, 2004

VAMPIRO-PAQUIDéRMICO

Acabo de despertar sobresaltado, veo el espejo y me regresa la imagen de una cabeza con un "cuerno" hecho de mis cabellos en el temporal izquierdo (dónde se me pegó la almohada). Llovía intensamente en la noche y sobre los automóviles y el pavimento caían pequeños elefantes de piel blanca.

Se movían con lentitud (pensé que estaban desmayados del golpe, pues caí­an junto con la llovizna), tomé uno de los elefantes blacos; cabí­a en mi palma, su piel era rugosa y fría. Abrió un ojo (muy parecido al de una rata blanca) y se estremeció. Lo eché en mi bolsillo de la camisa.

Caminé por la acera evitando a las personas que se acercaban a ver a los mini-albos-paquidérmos regados por la ciudad.

Sobre la banqueta encontré un puesto callejero, donde un matarife con gorro de cocinero destazaba un elefante gordito. -Son como cerditos...-dijo. Y se acarició un bigote. El cuchillo en su mano derecha daba golpes que partían en pedazos al elefantito. Su carne abierta era muy similar a la del pescado blanco. En ese instante desperté. Tenía algo de asco, pero también algo de hambre.