LA CENA
Invité a cenar a Florecita-Rockera, éste vampirum vistió su traje azul con corbata de marinerito
y procedió a cruzar a pie el puente de la juárez violín en mano. Abajo del puente la gente grita,
se trata del limosna-show (malandros te piden les arrojes monedas para cacharlas con un cucurucho)
-oye compita.....ooo-oye-ee com-pi-ta (la voz se la llevaba el viento).
Ya en gringolandia aparece Florecita-Rockera en su automóvil, la despojo del volante; y
en medio de una nube de polvo (y parqueros) llegamos a fratellos (una fila enooorme)
-su nombre....me pregunta el de la lista
-Vampírum-Pável-hemofágicae -dije.
-No hay mesas disponibles.... si gustan pasar a la barra de vinos y esperar turno....
Hssssss ! Un buen vampiro tiene todo el tiempo del mundo, sobre todo si hay vino lambrusco
y lleva consigo una bella compañera. Tomé su frógil mano y la arrastré (con cariño) a que
contemplara los extravagantes quesos y vinos (había uno "viña del papa", en vez de corcho coronaba a
la botella un sombrerito papal).
Florecita-Rockera desabotonó su abrigo oscuro. Con velocidad y libido vampírica tomé la prenda
y la coloqué en el respaldo de su silla. Su vestido era de un fino tejido negro y la bolsa le hacía juego.
El mesero encendió una vela y llenó las copas de tinto lambrusco. Una aguda trompeta cantaba en
el fondo del restaurante. La Flor-alernativa extendió mi regalo envuelto en papel y celofán carmesí...
(me pidió no revelara el nombre de la loción que contenía). Yo extendí los chocolates reglamentarios
que dan los vampiros en general cada 14 de febrero, los tomó aún semi-hipnotizada.
Nos sirvieron ensalada griega con queso de cabra, aceitunas y aderezo de la casa. También llegó
una sacrílega lasaña, y panecitos ungidos con vinagre balsámico y aceite de olivo. Extraje el verdadero
regalo del compartimento secreto de mi saco azul-marino, puse la vela encendida en medio de la mesa;
y le di los elementos de destrucción de cualquier vampiro: Turquesa y plata. Dije:
Tu,
la figura que danza
dentro del círculo de fuego;
mudas de piel
al compós de las brasas.
Hermosa y delgada
como si las llamas
fueran tu silencio.
Invité a cenar a Florecita-Rockera, éste vampirum vistió su traje azul con corbata de marinerito
y procedió a cruzar a pie el puente de la juárez violín en mano. Abajo del puente la gente grita,
se trata del limosna-show (malandros te piden les arrojes monedas para cacharlas con un cucurucho)
-oye compita.....ooo-oye-ee com-pi-ta (la voz se la llevaba el viento).
Ya en gringolandia aparece Florecita-Rockera en su automóvil, la despojo del volante; y
en medio de una nube de polvo (y parqueros) llegamos a fratellos (una fila enooorme)
-su nombre....me pregunta el de la lista
-Vampírum-Pável-hemofágicae -dije.
-No hay mesas disponibles.... si gustan pasar a la barra de vinos y esperar turno....
Hssssss ! Un buen vampiro tiene todo el tiempo del mundo, sobre todo si hay vino lambrusco
y lleva consigo una bella compañera. Tomé su frógil mano y la arrastré (con cariño) a que
contemplara los extravagantes quesos y vinos (había uno "viña del papa", en vez de corcho coronaba a
la botella un sombrerito papal).
Florecita-Rockera desabotonó su abrigo oscuro. Con velocidad y libido vampírica tomé la prenda
y la coloqué en el respaldo de su silla. Su vestido era de un fino tejido negro y la bolsa le hacía juego.
El mesero encendió una vela y llenó las copas de tinto lambrusco. Una aguda trompeta cantaba en
el fondo del restaurante. La Flor-alernativa extendió mi regalo envuelto en papel y celofán carmesí...
(me pidió no revelara el nombre de la loción que contenía). Yo extendí los chocolates reglamentarios
que dan los vampiros en general cada 14 de febrero, los tomó aún semi-hipnotizada.
Nos sirvieron ensalada griega con queso de cabra, aceitunas y aderezo de la casa. También llegó
una sacrílega lasaña, y panecitos ungidos con vinagre balsámico y aceite de olivo. Extraje el verdadero
regalo del compartimento secreto de mi saco azul-marino, puse la vela encendida en medio de la mesa;
y le di los elementos de destrucción de cualquier vampiro: Turquesa y plata. Dije:
Tu,
la figura que danza
dentro del círculo de fuego;
mudas de piel
al compós de las brasas.
Hermosa y delgada
como si las llamas
fueran tu silencio.
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