domingo, febrero 15, 2004

LA CENA



Invité a cenar a Florecita-Rockera, éste vampirum vistió su traje azul con corbata de marinerito
y procedió a cruzar a pie el puente de la juárez violí­n en mano. Abajo del puente la gente grita,
se trata del limosna-show (malandros te piden les arrojes monedas para cacharlas con un cucurucho)
-oye compita.....ooo-oye-ee com-pi-ta (la voz se la llevaba el viento).

Ya en gringolandia aparece Florecita-Rockera en su automóvil, la despojo del volante; y
en medio de una nube de polvo (y parqueros) llegamos a fratellos (una fila enooorme)
-su nombre....me pregunta el de la lista
-Vampírum-Pável-hemofágicae -dije.
-No hay mesas disponibles.... si gustan pasar a la barra de vinos y esperar turno....
Hssssss ! Un buen vampiro tiene todo el tiempo del mundo, sobre todo si hay vino lambrusco
y lleva consigo una bella compañera. Tomé su frógil mano y la arrastré (con cariño) a que
contemplara los extravagantes quesos y vinos (habí­a uno "viña del papa", en vez de corcho coronaba a
la botella un sombrerito papal).

Florecita-Rockera desabotonó su abrigo oscuro. Con velocidad y libido vampírica tomé la prenda
y la coloqué en el respaldo de su silla. Su vestido era de un fino tejido negro y la bolsa le hacía juego.
El mesero encendió una vela y llenó las copas de tinto lambrusco. Una aguda trompeta cantaba en
el fondo del restaurante. La Flor-alernativa extendió mi regalo envuelto en papel y celofán carmesí­...
(me pidió no revelara el nombre de la loción que contenía). Yo extendí­ los chocolates reglamentarios
que dan los vampiros en general cada 14 de febrero, los tomó aún semi-hipnotizada.

Nos sirvieron ensalada griega con queso de cabra, aceitunas y aderezo de la casa. También llegó
una sacrí­lega lasaña, y panecitos ungidos con vinagre balsámico y aceite de olivo. Extraje el verdadero
regalo del compartimento secreto de mi saco azul-marino, puse la vela encendida en medio de la mesa;
y le di los elementos de destrucción de cualquier vampiro: Turquesa y plata. Dije:

Tu,
la figura que danza
dentro del círculo de fuego;
mudas de piel
al compós de las brasas.

Hermosa y delgada
como si las llamas
fueran tu silencio.