sábado, enero 17, 2004

Ayer contemplé a una mujer en la categorí­a de las "diosas"
y le escribo­ lo siguiente:

La mujer está hecha de espuma
y movimiento celeste,
de sensuales esferas que danzan
con el temor de perder el tiempo.

Aman los adverbios
y la casualidad de contemplarse
en el espejo.
Es hermoso el arco de tu espalda
y tu perfil que inicia la violencia en mi corazón
Una clara indecencia.

Ser que casi no debiera estar
en este mundo.
Tiemblas porque te he dejado dormir muy poco
y tu cinto (esa serpiente de castidad)
ha sido vencida en la escalera.