viernes, octubre 21, 2005

Combate contra las Brujas-remolino y las jarras de Kool-aid

Ya me lo habían advertido, las Brujas-remolino se encontraban buscando cualquier vampiro para su sacrificio de la luna de octubre.

Caminaba por la calle Alameda, pateando los guijarros que encontraba sobre la banqueta, cuando sentí un escobazo en la nuca. Al abrir los ojos vi pequeñas lucecitas eléctricas... reconocí el lugar de inmediato, me encontraba suspendido sobre el Mall de Cielo Vista.

Con los brazos encadenados a sus escobas no tenía oportunidad de zafarme. Cuatro brujas: Torcuata (a la que le falta un párpado), Pelitoña (con su dentadura parejita-parejita, pero hacia enfrente), Miloka (con cara de que va a llorar) y Carroña (la del cuchillo), me observaban rascándose las cabezas.

Las brujas-remolino sólo se hablan entre ellas, así que ignorando mis gruñidos, y sacandos un poco de cerilla de unode los oídos Torcuata dijo: Si mi hace qui a este lo quimamos cuando salga il sol. A lo que Carroña-ñoña respondió: Pzí pero primero lo vaciamos de sangre para llenar la jarra y ofrecerla a las entrañas de la luna.

Todo eso discutían, y tan enfrascadas estaban e la conversación sobre cómo destazarme que no se dieron cuenta de que un helicóptero de la migra que contolaba yo por telekinesis iba directo a ellas.

La gente que estaba en las calles esperando el camión para ir a sus trabajos vieron caer astillas de escobas por todos lados, además de pedacitos de músculos de bruja por doquier. Recuerdo haber visto sus cabezas decapitadas por los aires aún discutiendo sobre la mejor forma de cocinar un vampiro en sus calderos.

Las brujas no tienen remedio. Thanks god for the Border Patroll !