domingo, diciembre 05, 2004

La lluvia

Seguido los vampiros observamos el agua, bajo la llovizna helada vi a los torpes seres de la raza Trombucco. Los trombucco emergen de las alcantarillas en noches lluviosas, salen para alimentarse de catarrines ya muy débiles para defenderse.

A veces los ogros trombucco sólo comen las pantorrillas de sus víctimas, sus dentaduras son como navajas con filo quirúrgico; con una trompa similar a la de un oso hormiguero palpan las articulaciones de sus víctimas y muerden generalmente detrás de la articulación de la rodilla.

La espalda de un trombucco es como un casco duro, tiene su rostro un gesto preocupado; sólo un vampiro puede romper su costrosa y guinda piel con las manos. Un humano caza trombuccos los tiene que necesariamente matar encajando una aguja de tungsteno en el punto-rojo ubicado en algún lugar del cuello del ogro trombucco.

Con la hiel del ogro los asiáticos preparan un elíxir apestoso que aspirado hace ver los tesoros escondidos en cualquier finca o conocer el número de monedas de plata que guardan los vecinos.
Un elíxir mal preparado produce únicamente percibir claramente las deyecciónes de los canes.