martes, abril 24, 2012

Zabatza a lo lejos

Existió una vez en el desierto de Zabatza un país tan lejano que apenas si llegaba el aire. Había animales, por supuesto, una fauna extraña y sofocada que era sencilla de cazar. El problema que presentaba para los cazadores era precisamente recoger a la suculenta presa y transportarla a casa. Generalmente el animal era herido y se apresuraba a huir con una parsimonia infinita. Incluso se detenían los cuadrúpedos a lamer la herida con lentitud y cansancio.

El cazador se acercaba entonces a la presa, afilando el cuchillo para destazarla, sintiendo una especie de éxtasis y sopor. Cuando sólo falta asir del cuello al dócil animal para encaminarlo al sartén y enseguida a las muelas, el cazador percibe que ha dejado de respirar esa tenue mezcla que hace que los pulmones se vivifiquen y pongan en marcha al cuerpo.