viernes, septiembre 25, 2009

Alienígena Cottija

Cottija Tzurum, quién vivía en un lejano planeta cuya nomenclatura no puedo acordarme, resentía el hecho de ser el único ser vivo en su nativo fragmento de hierro-Iridio que ocupaba la cuarta órbita de su sistema solar.

Caminaba levantando el polvo (del cual se alimentaba y obtenía necesarios minerales), y dos pequeñas “máquinas de alineamiento” lo encausaban y sostenían porque sin duda alguna, y a pesar de su fortaleza física, Cottija era ya un anciano.

El sol rojo ayudaba a calentar sus 34 pares de antenas, con las cuales generaba ideas; pensamientos que no necesitaban de gramática para armar enunciados.

El suyo era un language de una sintaxis que descartaba las ideas más communes, y dejaba sólo los más extravagantes pensamientos.

En ese momento un corocotón (lo que para nosotros equivaldría a una mosca sucia y ansiosa) se estrellaba contra el tórax vidrioso de Cottija, intentando empaparse del sudor dulce.

Algunas de sus antennas chocaron entre sí, otras descargaron un voltaje pequeño, y las de la periferia emitieron una frecuencia intermitente, aguda y expansiva.

Dijo: !Twi-tchuck-túruck !

Traducción: !Pinche mosca!

Lo cual nos lleva a conocer, que, en retruécanos linguísticos, aún el mundo más lejano

las inteligencias alienígenas son capces de expresar improperios contra los insectos molestos.

Y, de este razonamiento se desprende que el Diccionario Traductor de Palabras Alienígenas debe empezar por un compendio de las malarrazones que existan en las diversas lenguas del universo conocido.